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Responsabilidad afectiva

Ene 24, 2023

Responsabilidad afectiva

La responsabilidad afectiva es un concepto once utilizados en psicología para hacer referencia a la capacidad de construir vínculos afectivos sanos. También se asocia con la capacidad de tomar decisiones acertadas, teniendo en cuenta las consecuencias de las acciones propias. Significa que las personas que han desarrollado la responsabilidad afectiva pueden crear vínculos amorosos, amistosos y familiares sanamente. 

Esta es una capacidad que es innata en una pequeña parte de la población. Estos individuos son capaces de entender las repercusiones de sus acciones y decisiones sobre sus parejas, amigos o familiares. Comprenden la “responsabilidad” que implica el establecimiento de estas asociaciones, donde debemos evitar ocasionar daños a otros. 

¿Por qué es importante la responsabilidad afectiva? 

Su importancia radica en la posibilidad de establecer relaciones en donde haya igualdad para todas las partes involucradas. Cuando en las relaciones no hay responsabilidad afectiva se crean profundas desigualdades que tienen repercusiones a largo plazo. Este es el caso de aquellas relaciones de pareja entre un hombre y una mujer en donde los roles de género se usan para oprimir o denigrar, hasta el punto de limitar los derechos de la parte femenina. 

Crear vínculos más igualitarios también depende de si somos capaces de ponernos en el lugar del otro. Desde temprana edad se nos enseña que debemos ser responsables por las consecuencias de nuestras acciones. Por ello, socialmente se implementan normas, tareas y deberes. Pero rara vez se nos hace entender que también somos responsables de otras personas, la manera en la que las tratamos tendrá un gran impacto en ellas.  

Tiene su origen en las relaciones sexo-afectivas. Las relaciones de pareja siempre fueron vistas desde el punto de vista de la monogamia y el matrimonio, pero se ignoraba las implicaciones sociales culturales y económicas que hacen que haya transformaciones en las personas y sus vínculos. Las relaciones abiertas, la poligamia y las relaciones casuales tienen otras formas de configurarse. La responsabilidad afectiva señala la necesidad de generar conciencia con respecto a deslindarse en cómo incidimos en los demás. 

¿Cómo funciona? 

Contrario a lo que podría entenderse en un principio, la responsabilidad afectiva no dicta que debamos evitar el dolor ajeno. Tampoco indica que debamos poner nuestras necesidades y deseos por debajo de las de otras personas. En cambio, señala que debemos aprender a reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones en otros. 

Mantener relaciones afectivas aplicando la responsabilidad afectiva significa crear acuerdos, plantear soluciones, dignificar, valorar y permitir que otros expresen sus ideas y necesidades. Es una relación de mutuo respeto en donde no debemos asumir que otros entienden nuestra postura. Una comunicación efectiva permite que nos expresemos libremente, promoviendo la construcción relaciones más equitativas. 

Es importante ser sinceros para evitar un sufrimiento innecesario. Crear relaciones sanas no significa que debamos siempre evitar el sufrimiento. Lo importante es hablar sobre nuestros sentimientos y las expectativas sobre la relación. También significa al establecimiento de límites mutuos con la intención de lograr respetarse. 

Generalmente se asocia con las relaciones de pareja; pero también está vigente en las dinámicas familiares, entre amistades y también en los entornos laborales. Al no llegar a cumplir los acuerdos previamente establecidos se está comprometiendo la seguridad física y mental de las personas afectadas. 

El establecimiento de acuerdos es la mejor forma de superar problemas y conflictos. En combinación con una comunicación asertiva, directa, clara y honesta; se puede prevenir y superar conflictos. Es muy útil durante el proceso de negociación donde no se deja margen a las dudas o los malos entendidos. Dialogar es el mejor recurso para conocer y dar a conocer lo que nosotros queremos.