Hábitos Poderosos para Transformar tu Vida
Hay una buena cantidad de hábitos para transformar tu vida. Muchas veces, estamos atascados en situaciones que no nos dejan salir adelante. No evolucionamos ya que no cambiamos nuestros hábitos. Sí siempre hacemos lo mismo, obtendremos constantemente los mismos resultados. Por eso, se requiere cambiar de hábitos. Muchas veces,son costumbres tan arraigadas que ni siquiera nos damos cuenta de su existencia. No obstante, se necesita cambiarlos para poder transformar la existencia.
¿Qué son los hábitos?
Antes de seguir, debemos responder esta pregunta. Los hábitos son pautas de comportamiento, conductas que se repiten muchas veces hasta que pasan a integrar nuestra vida. Lo interesante es que, luego de un tiempo, los hábitos se tornan automáticos. Veamos una lista de hábitos a continuación:
- Cepillarse los dientes antes de dormir.
- El hábito de desayunar en una misma cafetería, antes de entrar al trabajo.
- El hábito de hacer ejercicio para mantenerse saludable.
- Hábito de saludar a las personas al llegar a un lugar.
- El hábito de llamar al salir de la oficina, antes de llegar a casa.
- El hábito de fumar (en este caso es un hábito negativo).
Se dice que bastan solo 66 días para formar un hábito. Lo cierto es que hay dos cosas complicadas: deshacerse de un hábito que lleva muchos años practicándose. También, crear conscientemente un hábito nuevo. En este post, mencionaremos algunos hábitos que deben cultivarse para cambiar nuestra existencia.
Hábitos que debemos forjar para cambiar nuestras vidas
Es necesario crear buenos hábitos. Para ello, debemos estar claros en aquellas cosas que potencian, arreglan y hacen estable nuestras vidas. Los buenos hábitos mantienen la salud mental y física. Logran que seamos más productivos. Generan sensación de bienestar, no nos hacen dilapidar el dinero y mejoran las relaciones con los demás. Al respecto, mostramos una lista de hábitos poderosos para transformar nuestras vidas:
Dormir
Lograr el hábito de dormir bien, al menos 8 horas al día. Además, de no desvelarse ni trabajar horas extras sin necesidad. Lo ideal es que el cuerpo disfrute del descanso. Por lo tanto, trata de dormir con ropa cómoda. La cama limpia y bien tendida. Ten en cuenta que tus horas de sueño son sagradas. Piensa que dormir es tan importante como trabajar.
Comer con hambre
Tenemos la mala costumbre de comer por estrés, por vicio o aburrimiento. La digestión es un trabajo fuerte para el metabolismo. Por eso, no debemos sobrecargarlo. Además, comer en exceso desencadena problemas de obesidad.
No estar en sitios no te valoren
Todos deseamos permanecer en un lugar: trabajo, escuela, con la familia… pero, si en ese sitio no te valoran lo mejor es despedirse. Hay que irse de sitios que no te hacen sentir bien. Muchas veces, no esmeramos en quedarnos y se nos forma el hábito erróneo de ser maltratados o desvalorizados. Lo mejor es retirarse a tiempo, despedirse uno mismo.
Mantener horarios de comida
El metabolismo funciona con ritmos. Lo ideal es darle esos ritmos, por ejemplo, comiendo siempre a las mismas horas. El cuerpo se descompensa si debe recibir alimentos a horarios heterogéneos. Lo mejor es que haya horarios, que se respeten. Además, es necesario comer en calma. Deglutir con estrés es muy nocivo para el sistema intestinal.
Asearse a diario
La prisa de la vida cotidiana acarrea diversos modos de descuido. Uno de estos descuidos es no bañarse a diario, no asearse los dientes, no tomarse una hora del día para el cuidado del cuerpo. El aseo debe ser un verdadero ritual, que implica también en reconocimiento del cuerpo y un cuidado de su salud en totalidad.
Saludar a las personas que estimas
Un error que cometemos es olvidarnos de los seres queridos. Nunca sabemos cuándo dejarán de estar entre nosotros. A su vez, no son muchas las personas con las que logramos una verdadera conexión. Esos seres merecen una llamada, un saludo, una visita. Importante: no hagas estos actos esperando que te los devuelvan. Hazlo por tí.
No juzgar a los demás
Cada cabeza es un mundo y cada corazón late con sentimientos diferentes. Nunca sabemos qué ha hecho que otras personas actúen como lo hacen. Mucho menos, conocemos los detalles que han forjado su personalidad. Por lo tanto, hay que dejar de juzgar. Y mucho menos hacerlo cuando las otras personas no nos han hecho nada malo.
No vivir para cumplir compromisos
La educación tradicional tiene un problema: enseña que lo ideal es “cumplir tareas”. Lo malo es que esas tareas son dictadas por un tercero, no son puestas por los propios niños. Se forma así el hábito de esperar que otros nos digan qué hacer, de vivir para cumplir las expectativas ajenas. No debemos vivir para cumplir compromisos, sino para ser felices y buscar nuestros sueños.
Leer al menos un libro cada seis meses
La lectura es un ejercicio mental y emocional. Nos permite salir de nuestro mundo y adentrarnos en las páginas de nuevos universos. También, son la mejor manera de aprender. Asimismo, la lectura amplía el vocabulario. Mientras más vocabulario tengamos, mejor podremos describir y entender el mundo. Por lo tanto, leer es una manera de ampliar nuestros horizontes.
Hacer un viaje al año
Otra manera de aprender es viajando. Por otra parte, al viajar nos alejamos de nuestra cotidianidad. Tenemos la oportunidad de conocer a personas de otras partes del mundo, de ciudades diferentes y que hablen idiomas diferentes. Todo esto nos queda como experiencia en una hermosa experiencia, la cual pasa a formar parte de nuestras vidas.
Dejar de estar pendiente del celular
Aquí tenemos uno de los malos hábitos de la vida actual. Sucede que hay gente que, desde que se despierta, lo primero que hace es estar al tanto de la pantalla del móvil. Es algo que les resta energía y les impide darse cuenta del mundo que les rodea. Al mirar todo el día la pantalla de este aparato, la gente se olvida de sus familiares y cree que la vida es esa pantalla ficticia.
Llevar una vida simple
Por algún motivo, la gente cree que progresar es complicado. Tener un alto puesto gerencial, con infinitas responsabilidades. Muchas veces, las personas dicen con equivocado orgullo que “están muy ocupadas en su trabajo y no tienen tiempo para nadie”. Esto es un error. Lo mejor, es tener una vida sencilla; de manera que podamos atender cada detalle de nuestra cotidianidad sin llenarnos de estrés. Aquí, es pertinente el siguiente consejo: “no asumir responsabilidades que agoten, ni prometer cosas que no se puedan cumplir”.
Mantén tu recámara ordenada
Finalmente, dejamos un consejo muy simple: ten tu espacio más privado en orden. La energía negativa del desorden te hace daño. Por lo tanto, empieza a cuidar tu espacio personal. Ten en cuenta que el desorden te roba vitalidad.
Sigue estos nuevos hábitos y notarás cambios en tu vida. Además, empezarás a tener más estabilidad en tu vida. Recuerda que los hábitos tardan en forjarse un par de meses. Por lo tanto, debes tener disciplina para poder cultivarlos. ¡Ponga manos a la obra!